Cuando la locura se inscribe (escribe) más allá de los cuerpos (I Parte): Nanacinder 1954-1962

Abstract

El hospital psiquiátrico se presenta como espacio de reclusión y cerco físico para el cuerpo del loco. Allí, la locura es “encerrada” para que deje de ser amenaza en el exterior “normal”, normalizado. Sin embargo, como todo cerco, el psiquiátrico contiene, más allá del límite que lo define, una ambigüedad: esa en donde la locura ya no opera solo del lado unívoco de su binarismo —como antónimo de cordura— sino que, incluso dentro de esa misma relación (locura/cordura) se “respira” cierto aire de libertad. Si bien en el manicomio, el medicamento, la camisa de fuerza química, el encierro, el electroshock... constituyen los principales medios de control —junto con la vigilancia—, dentro del manicomio, la “laborterapia” se presenta como uno de los espacios libertarios desde donde el loco inscribe su enfermedad, es decir su otredad psíquica y social, mediante la creación literaria o artística. Ese espacio creativo en donde se inscribe y escribe la “enfermedad” representa un punto de fuga que tiene lugar en la creación de una revista editada, escrita y distribuida por los pacientes de la Colonia Psiquiátrica de Bárbula (Estado Carabobo, Venezuela), entre 1954 y 1962. Nos proponemos aquí realizar una lectura acerca del sentido de una revista en la que delirio y escritura constituyen una lógica que dio lugar a la creación.