Gracias a la tecnología de la comunicación,
estamos aquí, dentro de la escena más mediática de la cultura electrónica, en
tiempos de globalización, de acelerados cambios y transformaciones en creciente
complejidad y en plena revolución informática.
En un mundo donde la vida, la experiencia
individual y las prácticas sociales son traspasadas por la tecnología, no es
extraño - sin dejar de asombrarnos- que estemos incursionando por las
expansivas redes del ciberespacio, aunque ello suponga un reto paradójico, debido a la utilización y
crítica que hacemos al mismo sistema que nos mediatiza y envuelve en su
extroversión planetaria y, que ahora, nos
sirve como estrategia comunicativa para tratar la densa temática relativa al género y a la sexualidad, cuyo entramado
sociosimbólico aún se debate entre múltiples interrogantes, tensiones, pasiones
y contradicciones,
En occidente, la mirada ocupa un lugar privilegiado, tanto así, que llega a determinar nuestras relaciones
con el mundo, al que vemos como totalidad o permanencia, o con el ojo de
mirada fragmentaria que estalla, divide
y separa, descompone y reduce, califica y demarca lo que mira; o detiene y fija
la mirada inmovilizando lo que ve, parcelando el conocimiento, simplificando la
complejidad, aislando la realidad en compartimentos estancos que escinden el
mundo en oposiciones binarias. Cuando persistimos en acceder al conocimiento
sólo tanteando desde particulares visiones, concepciones o experiencias
cerradas, perdemos la captación de lo real sumándonos al mundo de la apariencia
donde se tiende a encubrir, falsear, distorsionar o reducir el objeto de
conocimiento. Olvidamos a menudo que “la palabra agua no calma la sed” y no
diferenciamos la realidad de la descripción que hacemos de ella, como en aquella
legendaria
FÁBULA DE LOS CIEGOS Y EL ELEFANTE que nos cuenta que,
“Llegó un circo a un pueblo de ciegos y encomendaron a cuatro de
ellos para que le informaran sobre un tal elefante, y al elefante salieron a
ver:
Uno acertó a tocar la pata del elefante y pensó para sí, ¡ Ah!
es como una columna grande y fuerte; otro a tientas le tocó la trompa y pensó,
es como una serpiente; el tercer ciego, le tocó la oreja y pensó para sí, es
como una alfombra grande y peluda; el cuarto, le tocó el costado al elefante y
dijo para sí, es como un muro grande e imponente.
Satisfechos con lo que “habían visto”, regresaron al pueblo a
rendir su informe y cada uno dio un concepto diferente, y el elefante fue
presentado como una columna, una serpiente, una alfombra, un muro.
Y así estos hombres de Indostán se ensartaron en terca
discusión, sosteniendo cada uno con afán su tozuda e inflexible opinión. Todos
estaban en parte en lo cierto pero ninguno tenía razón”.
Demarcar la realidad como una forma de
estabilizar un corte de esa realidad, es un importante recurso cognitivo de
abstracción y representación del mundo. El problema está en tantear como ciegos sólo la superficie y sus
partes, encerrados en una visión
atomística que simplifica o reduce el conocimiento; es persistir cada uno/a en la
posesión de la verdad y en la arrogancia de universalidad a la que
subyace el logocentrismo occidental
como fuerza que lo condiciona; es
apegarnos a la fijación paradigmática de la visión única gravitando aún
alrededor del ritualismo aristotélico,
cartesiano y newtoniano; es atraparnos
en el afán de dominio y control, es ungir al método cientificista,
empirista, positivista, mecanicista y determinista como criterio único de
verdad, como el único y mejor medio de aprehender el conocimiento cercado y
disociado entre el poder y los saberes, como bien lo advierte Michel
Foucault.
Esta “visión”
del mundo desfasada de la realidad se ha mostrado inconsistente, insuficiente y limitada para dar cuenta de
la complejidad y diversidad del mundo individual y social, que en su
dinámica de transformaciones y movimiento nos desafía a cambiar la visión que
tenemos del mundo y de nosotros/as mismos/as, abriéndonos hacia otras miradas posibles para estudiar las realidades
humanas, las prácticas sociales y
la experiencia individual y colectiva entre los hombres y las mujeres, cuyas
vivencias y relaciones son el fundamento de la experiencia humana en el mundo
de la vida.
Frente a los cambios en curso y al
agotamiento de los viejos paradigmas, es propicio el clima intelectual al
interior del debate teórico para estimular la reflexión crítica sobre la
ciencia y el modo de abordar el conocimiento y los complejos problemas humanos,
lo que necesariamente pasa por revisar, reflexionar, contradecir, cuestionar y deconstruir sin complacencias el logos de
nuestra propia mirada habitado por concepciones, fundamentos, presupuestos,
valores, reglas, códigos normativos, determinismos, esencialismos y leyes
consideradas fijas, absolutas y universales. De allí, la necesidad de remover
estructuras de pensamiento, imaginarios y lenguajes, para movilizar el foco de la mirada centrada en la racionalidad dominante,
que, querámoslo o no reconocer sigue siendo patriarcal, androcéntrica y
sexista.
Pero como no hay mirada sin observación y
sin un sujeto que mire, observe, piense, sienta y tome conciencia de lo mirado,
es este ojo en movimiento, cuando cobra
vida en la intuitiva lucidez de la mirada, el que impulsa "OTRAS MIRADAS", -que más allá
de la metáfora-, fecunden un horizonte de
posibilidades para mirar/nos de otras maneras y repensar las complejidades
del mundo, o tal vez, darnos cuenta de su sencillez en la profunda
significación de su dialéctica de cambios, transformaciones, diversidad y
movimiento. Multiplicidad de sentidos que reclama, como tantas veces ha
insistido Edgar Morin, una ciencia social abierta, multidimensional y compleja,
en tiempos de cambio donde, “Las campanas
doblan por una teoría cerrada, fragmentaria y simplificadora del hombre.”
(1983)
Cita que parafraseamos reafirmando, que las
campanas doblen por las concepciones cerradas, fragmentarias, anuladoras,
opresivas y discriminatorias contra las mujeres y las minorías.
Con esta revista electrónica del GRUPO DE INVESTIGACIÓN DE GÉNERO Y
SEXUALIDAD que lleva el impulso
inaugural del nuevo milenio, desde la
Universidad de Los Andes, en la ciudad de Mérida, Venezuela, nos atrevemos
a transitar por el mundo en conexión con las nuevas tecnologías, para abrirnos
a Otras Miradas sobre diferentes temas, enfoques, disciplinas y
líneas de investigación relacionados con la problemática epistémica de la
ciencia, la crisis de paradigmas, los estudios de género y los tópicos
relativos al sexo, a la sexualidad, al amor, como por ejemplo, las relaciones
entre los hombres y las mujeres, las diferencias sexuales, el feminismo, el
machismo, el hembrismo, la problemática de las mujeres, la construcción de la
feminidad y la masculinidad, los procesos de socialización diferencial, los
estereotipos sexuales, la vida de pareja, la violencia contra la mujer, los
niños/as y adolescentes, el sexismo en el lenguaje, en la escuela, etc...toda
una gama diversa de temas y problemas de estudio e investigación que en su
compleja trama de significaciones y codeterminaciones requiere ser abordada
desde la multiplicidad y deconstrucción y reconstrucción de nuestra propia
mirada.
De allí que, aun cuando en lo fundamental
trabajamos desde la perspectiva de género, como otra mirada al problema de las
relaciones entre los sexos, trataremos de bordear las trampas reduccionistas y
evadir los ilusionismos dogmáticos, sobre todo si miramos, por ejemplo, el
género y la sexualidad como construcciones culturales cargadas de simbolismos,
lenguajes, códigos y significaciones, plenas de pluralidades, incertidumbres,
subjetividades e intersubjetividades que llenan de sentido estas prácticas
humanas, y que por su misma complejidad y diversidad apuestan a una hermenéutica, genealogía, deconstrucción y reconstrucción del discurso social que atraviesa
las relaciones de género y la sexualidad; a
una remoción de las certezas irrefutables, de las reglas, fundamentos,
principios y categorías, a la
descentralización e interpelación de leyes y códigos normativos que habitan e
intervienen el imaginario sociosimbólico de la sexualidad, la experiencia de
vida y las relaciones entre los hombres y las mujeres.
es una invitación abierta a toda persona que quiera dejar de ver
lo que previamente sabe o quiere mirar.
A todo aquel o aquella que mire el mundo con
ojos asombrados y se dé cuenta que "el emperador va desnudo"; a toda
mujer o a todo hombre que mire el mundo con avidez, como si lo mirara por
primera vez, puesto que nadie puede apropiarse de lo que ve; a aquel y aquella
de alerta pupila que no vacile en cambiar el ángulo y la profundidad de su
mirada, pero también a la persona de mirada serena, como si la misma ensoñación
ensimismara el ojo vuelto al interior, replegado sobre sí mismo; y a aquel y
aquella de creativa mirada capaz de inventarse un mundo y a sí mismo/a; a toda
persona que todavía se atreva a creer en la utopía... y a cualquier mujer y
hombre conscientes de vivir sus diferencias sexuales sin trastocarlas en
desigualdades sociales, en rebeldía y resistencia, para subvertir el orden de
un discurso androcéntrico y recuperar la memoria bajo el impulso de la
vitalidad de la mirada; a todos/as aquellos/as que con su pensamiento,
sensibilidad, inteligencia emocional, escritura, reflexión, investigación y
acción intenten hacer de su vida una praxis transformadora de las relaciones
humanas para habitar un mundo ecológico,
más justo, democrático y equitativo.
Sin embargo, más allá de la metáfora, no
queremos una revista sólo para voyeuristas en red complaciéndose en lo que
miran, se trata de una revista que por su carácter dialógico interactivo, movilice el intercambio comunicativo con
miradas que profundicen su alcance; queremos
una revista que sea trama y urdimbre de otras miradas, una revista que se mire,
lea, piense, reflexione, dialogue, critique, discuta y enriquezca.
Vaya este primer número como una
celebración agradecida por esta conexión que nos invita a reflexionar sobre la
experiencia de ser hombres y mujeres en el mundo de la vida al que pertenecemos
todas y todos por igual, de manera que
nuestra invitación va dirigida a las mujeres y hombres de solidaria mirada,
sensibles a ver en el mundo un sentido de conexión que nos revela que todos y
todas pertenecemos a una intimidad que nos supera, -la vida misma y el universo
entero-.
Blanca Elisa Cabral
Coordinadora del GIGESEX